Conmemoran en Cancún la solemnidad de la Sagrada Familia
El padre Héctor Torres Perdomo, de la iglesia de Nuestra Señora de Guadalupe y San Juan Diego, defiende la integridad del núcleo familiar ante las amenazas de nuestro tiempo que penden sobre él

El padre Héctor Torres Perdomo y el diácono Roberto Aburto Valencia durante la misa del domingo
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La Iglesia Católica ha celebrado este domingo la solemnidad de la Sagrada Familia, compuesta por José, María y el Niño Jesús. En este marco, el párroco de la iglesia de Nuestra Señora de Guadalupe y San Juan Diego de Cancún, Héctor Torres Perdomo, ofreció la santa misa por las intenciones y necesidades de la feligresía, en especial por don Justo y doña Charito, padrinos del Niño Dios.
En el bautismo nos convertimos oficialmente en hijos de Dios, expresó el sacerdote en su homilía. No quiere decir que antes no lo seamos. Es como cuando una madre y un padre tienen a un hijo, pero a partir de que lo llevan al Registro Civil y lo inscriben, a partir de ese momento, los padres oficiales de ese niño son de los que lo registran.

Tengo que decir también, agregó: hay algunos que hacen trampa, se roban a los niños en las clínicas y en los hospitales, o hay mamás que venden a los niños, hacen compromisos, y los entregan como si fueran animales, como si fueran mascotas. (En la foto de arriba, Charito y Justo captados arrullando al Niños Dios frente al altar en la misa de Navidad el viernes.

Vivir en una sagrada familia implica vivir realmente como hijos de Dios. ¿Por qué sagrada familia? Porque nacen, o deben nacer dentro de una familia cristiana y con el sacramento del matrimonio. El matrimonio hace que esa familia sea sagrada.
De lo contrario estamos hablando de los famosos hijos bastardos. Ahorita ya no se habla de eso. ¿Qué significa ser hijo bastardo? Que nace fuera del sacramento del matrimonio. Antes se respetaba mucho el hogar. Hoy ya no hay respeto al hogar, lamentó el padre Héctor.
En los días previos, Rosario Pascual de May y Justo May fueron designados padrinos del Niño Dios, lo que implicó recibirlo de la parroquia, llevarlo a casa, renovarle sus vestimentas, pero no ponérselas, sino hasta la misa de ocho de la mañana del domingo 26 de diciembre, cuando se conmemora la solemnidad de la Sagrada Familia.
Mientras tanto, el matrimonio tuvo la misión de cuidar al Niño Dios, entrar al templo por el pasillo central en la misa de diez de la noche de Navidad, el 24 de diciembre y depositarlo en su pesebre.
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