Crean condiciones para descarrilar el gobierno de AMLO


Utilizan las mismas recetas aplicadas a Peña Nieto en 2014: buscan otra vez distorsionar las reglas del mercado que provocaron la caída de los petroprecios y desembocaron en la cancelación de proyectos nacionales

Crean condiciones para descarrilar el gobierno de AMLO


Política
Noviembre 25, 2018 04:39 hrs.
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Justo May Correa › enbocaspalabras

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Varios grandes proyectos del presidente Peña Nieto cayeron al precipicio, arrastrados por una sobreoferta estadounidense de 1.5 millones de barriles de crudo al día, sobre un consumo mundial diario de 92.7 millones de barriles, que desbarrancó 46% los precios petroleros en el mercado internacional entre mediados de junio y finales de diciembre de 2014, hasta 52.44 dólares el barril, en momentos en que el gobierno mexicano había calculado un precio de 79 dólares el barril en la Ley de Ingresos 2015.

En consecuencia, unos días después, el 30 de enero de 2015, el entonces secretario de Hacienda Luis Videgaray anunció un recorte de 124 mil 300 millones de pesos al gasto público, así como la cancelación definitiva del proyectado tren de pasajeros Transpeninsular Quintana Roo-Yucatán, y la suspensión indefinida del plan para el Tren de Alta Velocidad México-Querétaro, que estaría a cargo del consorcio formado por las empresas China Railway Construction Corporation, China Railway Construction Corporation International y CSR Corporation Limited, asociadas con cuatro empresas mexicanas: Constructora y Edificadora GIA, Prodemex, GHP Infraestructura Mexicana y Constructora TEYA.

Los meses siguientes los petroprecios siguieron en caída libre con el levantamiento de las sanciones de Washington a Irán —que contribuyó a que subiera a 95.98 millones de barriles diarios la oferta mundial—, con un desplome tan dramático que al 20 de enero de 2016 el barril de crudo mexicano había caído a sólo 18.90 dólares, en momentos en que el gobierno mexicano presupuestaba a 50 dólares el barril.

La historia pretende repetir la receta


Diecisiete días después de las elecciones mexicanas del 1 de julio de 2018 que ganó el izquierdista Andrés Manuel López Obrador, Estados Unidos imprimió velocidad a su producción petrolera hasta los niveles de 11 millones de barriles por día, replicando lo que se hizo más evidente a mediados de junio de 2014.

El factor decisivo para su crecimiento se fundamenta en la puesta en producción de 10 campos nuevos durante el 2018 y de seis más en el 2019. La mayor parte están localizados en las cuencas de Texas y Nuevo México, la Costa del Golfo, y los estados de Dakota del Norte y Montana.

El viernes último, 23 de noviembre, los precios del petróleo se derrumbaron a su menor nivel en un año, pese a las señales de que la OPEP se apresta a recortar su producción en diciembre para evitar un superávit global. “Los suministros globales de crudo, impulsados por Estados Unidos, están aumentando rápidamente por encima de la demanda y se espera que la Organización de Países Exportadores de Petróleo empiece a recortar el bombeo tras su reunión del 6 de diciembre a fin de impedir una acumulación de inventarios, tal como sucedió en 2015”, divulgó Reuters.

Pero las acciones de la OPEP no han logrado apuntalar al mercado. El valor del barril ha caído más de 25% en lo que va de noviembre y atraviesa por una racha de siete semanas de pérdidas.

El precio del barril de petróleo Brent para entrega en enero terminó el viernes en el mercado de futuros de Londres en 58.08 dólares, un 5.95% menos que al finalizar la sesión anterior, su nivel más bajo desde noviembre de 2017.

El analista y comentarista de CNBC Jim Cramer dijo el 12 de noviembre que el West Texas Intermediate pudiera llegar al precio de 40 dólares por cada barril de petróleo si el mercado sigue en baja. Tanto el Brent como el WTI han caído más de 20% desde su punto más alto en octubre.

La Ley de Ingresos de la Federación 2019, que deberá aprobarse a más tardar el 31 de diciembre, propone un precio de 51.6 dólares por el barril de petróleo.

Las previsiones de la Ley de Ingresos de la Federación confían en que para 2019 la plataforma de producción petrolera deje de tener un impacto negativo sobre el crecimiento económico, confianza que pudiera verse mellada a la vista del entorno del momento, trastocando los planes de la nueva administración federal que inicia su gestión el próximo sábado, panorama que haría inviables las pretensiones de Andrés Manuel López Obrador de alcanzar las metas sobre las que ha machacado en medios todos los días.

¿Qué es lo que más irrita a Washington?

Que los gobiernos mantengan relaciones cercanas con sus enemigos más declarados.

Nada más juramentó como presidente de México el 1 de diciembre de 2012 y Enrique Peña Nieto inauguró sus giras internacionales asistiendo en Santiago de Chile —26, 27 de enero de 2013— a la I Cumbre de la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (Celac), nacida en la Riviera Maya (Quintana Roo, México) el 23 de febrero de 2010 en el marco de la Cumbre de la Unidad de América Latina y el Caribe, organizada a iniciativa del presidente de Venezuela Hugo Chávez y los demás gobiernos izquierdistas de la región en esa época. La Celac pretendía hacer contrapeso a la Organización de Estados Americanos (OEA), bajo control de Estados Unidos.

Treinta y siete días después de la I Cumbre de la Celac en la cita de Chile de 2013, Peña Nieto viajaría a Caracas para asistir a los funerales de Estado del presidente Chávez, fallecido el 5 de marzo de 2013. Las exequias fueron encabezadas por el entonces vicepresidente Nicolás Maduro, en funciones de presidente de la República Bolivariana de Venezuela, y quien como tal había asistido a la Cumbre de Santiago.

Al mes siguiente Peña Nieto inició una visita de Estado a China —el segundo socio comercial de México después de Estados Unidos— los días 6 al 8 de abril. En esa oportunidad el mandatario mexicano dijo a la agencia Xinhua que China debía ser un socio estratégico de México y que por ello era necesario potenciar los vínculos entre ambas naciones.

"China representa para México una oportunidad para incrementar su inversión productiva y para multiplicar y diversificar su capacidad exportadora. El dinamismo económico de China, el tamaño de su mercado y su alta demanda de bienes, convierten a China en atractivo mercado para México", dijo Peña Nieto.

Dos meses después, el 4 de junio de 2013, en reciprocidad, el presidente Xi Jinping inició también una visita de Estado de tres días a México acompañado de su esposa Peng Liyuan, ocasión en que el presidente Peña Nieto anunció el inicio de una asociación estratégica integral México-China. “Estamos dando paso a una nueva etapa en la relación (...) que deseamos venga a proyectar y reflejar una mayor prosperidad, desarrollo a partir del intercambio comercial que tengamos y sobre todo en el impulso al desarrollo", dijo Peña Nieto en la Residencia oficial de Los Pinos, en donde se realizó un encuentro bilateral con Xi Jinping.

El presidente mexicano destacó que a partir de ese año 2013 se favorecería la presencia de productos mexicanos en China. Para empezar, se permitiría el acceso de carne de cerdo en ese país asiático y de todas las categorías de tequila.

Peña Nieto y Xi Jinping también anunciaron que se pondría fin a las diferencias entre los dos países en el tema de la industria textil y se crearía, dentro de la Secretaría de Economía, una Unidad Especializada de Asuntos México-China.

El mandatario chino destacó que en México se "ha instalado formalmente el primer Centro Cultural de China en toda América Latina y el Caribe y en todas las Américas", además de que en Beijing se establecería el Centro de Estudios Mexicanos adscrito a la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM).

“Declaramos conjuntamente la actual asociación estratégica entre China y México a un nivel de asociación estratégica integral China-México. Esta definición refleja con precisión el estado actual que guarda la relación bilateral. Coincidimos en la importancia de reforzar la mutua confianza política, ampliar la cooperación”, dijo Xi Jinping.

Los mandatarios fueron testigos de la firma de memorando de entendimiento sobre cooperación en el sector energético, uno más sobre fortalecimiento en construcción de infraestructura y otro sobre el establecimiento de grupo de trabajo en industrias emergentes.

Asimismo, se firmaron acuerdos sobre cooperación en materia minera, un mecanismo de cooperación en el ámbito de defensa comercial, uno de cooperación con Petróleos Mexicanos (Pemex) y un convenio general de colaboración entre la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) y la Academia de Ciencias Sociales de China.

Se firmó también la declaratoria de intención para crear un grupo de alto nivel empresarial. La visita de Estado de Xi Jinping a México fue la primera que recibía Peña Nieto desde que tomó posesión como presidente el 1 de diciembre de 2012.

En su mensaje de bienvenida en Campo Marte, Peña Nieto hizo énfasis en que México “quiere estrechar su relación con China, nación que se ha convertido en fuente de crecimiento económico y factor de equilibrio internacional”. El mandatario mexicano destacó que los dos países están "en ascenso" en el mundo y eso les permite "establecer una asociación estratégica integral".

El presidente Xi Jinping dijo que entre México y China siempre ha habido apoyo en su desarrollo y "una estrecha relación en los asuntos globales". Peña Nieto subrayó que la decena de memorandos de entendimiento firmados entre las delegaciones de México y la República Popular de China implican "acuerdos que se habían pospuesto por seis y hasta por 10 años".

Estados Unidos bloquea a China

Dieciocho meses más tarde, en enero de 2015, la revista estadounidense Forbes, especializada en el mundo de los negocios y las finanzas desde 1917, citó que a principios de ese mismo mes de enero la edición asiática de The Wall Street Journal publicó que Estados Unidos había bloqueado los esfuerzos comerciales de China, que pensaba utilizar la cumbre de líderes de la APEC (Foro de Cooperación Económica Asia Pacífico) para iniciar negociaciones sobre una zona de libre comercio en el Pacífico, conocida como Free Trade Area of The Asia Pacific (FTAAP).

Poco antes, el 12 de noviembre de 2014, en pleno desplome de los petroprecios, los miembros de la APEC, en un comunicado conjunto, habían reiterado su compromiso con un marco de liberalización del comercio impulsado por China, haciendo contrapeso al TPP (Acuerdo Transpacífico de Asociación Económica) promovido por Washington.

Los 21 miembros de la APEC buscarían el Área de Libre Comercio Asia Pacífico (FTAAP) de una manera paulatina basada en el consenso, según un comunicado que emitió el grupo después de una cumbre de dos días a la que asistieron líderes de Estado en Pekín. El FTAAP es impulsado por China y es visto por algunos como una desviación del TPP, que está respaldado por Estados Unidos, pero excluye a China.

Las discrepancias se profundizaron al concluir el domingo último, 18 de noviembre, la cumbre de la APEC, esta vez realizada en Papúa Nueva Guinea. El organismo fundado en 1989 integra 21 economías que durante 2016 representaban el 39 por ciento de la población del planeta, el 60 por ciento del PIB global y el 47 por ciento del comercio internacional.

En la reciente cita una serie de discrepancias impidieron a las naciones asistentes al evento llegar a una declaración final, un caso sin precedentes en las tres décadas que cuenta la historia de este organismo regional. "Ha habido dificultades a la hora de consensuar y adoptar el documento final", informaron fuentes allegadas al evento.

Durante la reunión, Estados Unidos y China expusieron puntos de vista opuestos sobre el comercio, la inversión y la seguridad regional, mientras que las diferencias crecientes entre los miembros sugerían pocas posibilidades de consenso.

“Ni en una guerra fría, ni en una guerra comercial nunca habrá ganadores”, afirmó el sábado 17 de noviembre presidente chino Xi Jinping al intervenir en la cumbre empresarial del foro APEC. "La historia mostró que en una confrontación no habrá ganadores, independientemente si se trate de una guerra fría, una guerra cálida o una guerra comercial". Destacó que "no existen problemas que no puedan ser solucionados a través del diálogo o consultas".

Estados Unidos y China, primera y segunda economías del mundo, respectivamente, se han enzarzado en una guerra comercial a gran escala en los últimos meses. En julio pasado establecieron un arancel recíproco del 25% a productos por valor de 50 mil millones de dólares.

Desde el 24 de septiembre aplican una tarifa del 10% a las importaciones mutuas por 200 mil millones de dólares y, según las previsiones, el impuesto se elevará al 25% a partir de 2019.

En julio pasado, el presidente estadounidense Donald Trump amenazó con gravar con aranceles por un valor de 500 mil millones de dólares las mercancías chinas, prácticamente la totalidad de lo que Estados Unidos importa de China.

La próxima cita de la APEC será en Chile 2019; albergará el evento bajo el lema "Conectando personas, construyendo futuro".

Cómo distorsionaron el mercado petrolero en 2014


A mediados de junio de 2014 el crudo tenía un precio promedio de entre 107.54 y 116 dólares el barril. El consumo mundial de petróleo era de 92.7 millones de barriles al día. La oferta mundial empezó a crecer, hasta ubicarse en alrededor de 94.2 millones de barriles diarios, reportó la Agencia Internacional de Energía.

Lo anterior resultó en un sobrante de un millón 500 mil barriles en la producción mundial diaria de crudo. Ese excedente se debía a la producción petrolera más alta de Estados Unidos en 30 años —11.644 millones de barriles diarios—, impulsando una sobreoferta que desbarrancó 46% los precios petroleros en el mercado internacional entre mediados de junio y finales de diciembre de 2014, hasta 52.44 dólares el barril.

En México el impacto fue instantáneo y demoledor para las proyecciones del presidente Peña Nieto. La Ley de Ingresos de la Federación para el ejercicio 2015 había calculado un precio de 79 dólares el barril.

En consecuencia, el 30 de enero de 2015 el entonces secretario de Hacienda Luis Videgaray anunció un recorte de 124 mil 300 millones de pesos al gasto público, así como la cancelación definitiva del proyectado tren de pasajeros Transpeninsular Quintana Roo-Yucatán, y la suspensión indefinida del plan para el Tren de Alta Velocidad México-Querétaro.

Los meses siguientes los petroprecios siguieron en caída libre con el levantamiento de las sanciones de Washington a Irán —que contribuyó a que subiera a 95.98 barriles diarios la oferta mundial—, con un desplome tan dramático que al 20 de enero de 2016 el barril de crudo mexicano había caído a sólo 18.90 dólares, en momentos en que el gobierno mexicano presupuestaba a 50 dólares el barril, provocando una caída del 38.6% real de los ingresos provenientes de las Transferencias del Fondo Mexicano del Petróleo para la Estabilización y el Desarrollo.

Lo sucedido fue una maniobra de Washington que distorsionaba las reglas del mercado, socavando la política estabilizadora de la OPEP en detrimento de los intereses de México y de Venezuela, naciones dependientes en buena medida de los ingresos petroleros.

EEUU y Arabia Saudita ataron a la OPEP y armaron el complot

En una entrevista con el Financial Times el 3 de diciembre de 2014, Suhail bin Mohammed al Mazroui, ministro del petróleo de Emiratos Árabes Unidos, dijo que Estados Unidos debería reconocer su responsabilidad por crear la sobreoferta en el mercado.

Arabia Saudita, primer productor de la OPEP, fue un aliado vital de Washington para alcanzar el objetivo de desplomar los precios. A principios de octubre de 2014, Nasser al-Dossary, representante de Arabia Saudita en la OPEP, sorprendió a los asistentes a un seminario en Nueva York al revelar que su país estaba dispuesto a dejar que los precios de la energía cayeran.

El mensaje de Nasser al-Dossary rompió con la ortodoxia saudita, que durante décadas buscó mantener los precios altos mediante la limitación de la producción global. Esto sentó las bases para que las autoridades de Arabia Saudita desataran un desplome de los precios del crudo a finales de noviembre de 2014, tras persuadir a otros miembros de la OPEP a que mantuvieran su producción estable.

Países golpeados por la decisión, como Irán, Rusia y Venezuela, sospecharon que era un esfuerzo coordinado entre Arabia Saudita y su aliado de larga data, Estados Unidos, para debilitar a sus enemigos.

Arabia Saudita es un gigantesco depósito de petróleo ligero en manos de las transnacionales de Occidente que extraen de allí más de 11 millones de barriles diarios, cuyo valor a precios de mediados de junio de 2014 ascendía a mil millones de dólares cada día.

La agencia de noticias británica Reuters asentó que la estrategia saudita formaba parte de una importante evolución en la relación de Riad con Washington en la última década.

Reuters recordó que como aliados cercanos desde la Segunda Guerra Mundial, los países prosperaron conforme Arabia Saudita proporcionaba a los estadounidenses un suministro estable de petróleo a cambio de la protección que Estados Unidos proveía en sus fronteras.

Las autoridades sauditas señalaron que su economía podía sobrevivir al menos dos años con precios bajos, gracias en parte a sus reservas internacionales de 750 mil millones de dólares. Un vocero del Consejo de Seguridad Nacional de Estados Unidos dijo el domingo 21 de diciembre de 2014 que la alianza con Riad se mantenía fuerte y centrada en la cooperación en varios asuntos económicos y de seguridad.

A los sauditas la extracción de un barril de crudo por los métodos tradicionales le cuesta sólo entre 10 y 20 dólares, lo que, unido a sus enormes reservas petroleras y financieras, les permite aguantar más tiempo con un petróleo devaluado.

Recortes en subsidios ’incendiaron’ Venezuela e hicieron impopular a Maduro

El blanco directo de este ataque sigue siendo Venezuela, con una economía 96% dependiente de las ventas petroleras en 2014 y 74% a 2018. El gobierno de Maduro sufrió una caída de 70% en sus ingresos en 2015 por la excesiva oferta de petróleo que mantenía por los suelos el precio del barril de crudo en el mercado.

Se trató de una exitosa estrategia de Washington que llevó a enervar a la gente que vio cancelados subsidios sociales, impulsándola a votar en contra del partido en el gobierno en las elecciones parlamentarias del domingo 7 de diciembre de 2015, que se tradujeron en la pérdida del control de la Asamblea Nacional, ahora en manos de la oposición, primer paso para una buscada caída del gobierno chavista.

El ataque fue muy claro. Según el Fondo Monetario Internacional (FMI), Venezuela necesitaba vender el crudo a unos 120 dólares el barril para evitar una bancarrota nacional. Bank of America calculó que por cada dólar que bajó el precio del crudo el estado venezolano perdió 770 millones de dólares en ingresos netos anuales. Eso significó 12 mil millones de dólares menos en ingresos anuales.

De esa manera surtía efecto la estrategia de la Casa Blanca de derrumbar los precios petroleros con el objetivo de perjudicar al arisco gobierno venezolano, con todo el tremendo impacto económico y social que el declive de los precios petroleros sigue teniendo en el presupuesto del gobierno de Maduro.

El efecto inmediato de la escasez de recursos es enervar a las capas sociales menos protegidas, haciendo aparecer los latifundios mediáticos al gobierno venezolano como el peor de todos.

La disminución de subsidios sociales a causa de la contracción en los ingresos petroleros ha provocado resentimiento en la población y ha hecho impopular al gobierno de Maduro en Venezuela, al que con sus estrategias Estados Unidos busca derribar.

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