El PRI debe cambiar de nombre y de esencia: el Presidente


No sería la primera vez que el PRI cambie de nombre. De hecho, nació en el Teatro de la República de la ciudad de Querétaro como Partido Nacional Revolucionario (PNR) el 4 de marzo de 1929

El PRI debe cambiar de nombre y de esencia: el Presidente

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Agosto 24, 2018 08:00 hrs.
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Justo May Correa › enbocaspalabras

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El Partido Revolucionario Institucional tiene un ’estigma’ ante la sociedad, de desgate y de reproche, dice el presidente Enrique Peña Nieto en una entrevista con Elvira Vargas que hoy publica La Jornada como nota principal.

Y desde su militancia recomienda para el PRI un cambio ’de nombre y de esencia… si conserva los apellidos entonces no funciona’.

No sería la primera vez que el PRI cambie de nombre. De hecho, nació en el Teatro de la República de la ciudad de Querétaro como Partido Nacional Revolucionario (PNR) el 4 de marzo de 1929.

Lázaro Cárdenas lo refundó como Partido de la Revolución Mexicana (PRM) el 30 de marzo de 1938.

Luego, Manuel Ávila Camacho lo convertiría en Partido Revolucionario Institucional (PRI), como en la actualidad, el 18 de enero de 1946.

Antes de la fundación del PNR las sucesiones presidenciales fueron acontecimientos que venían acompañados de revueltas y golpes de Estado, incluyendo el asesinato del presidente electo de México Álvaro Obregón perpetrado a las 2.20 de la tarde el 17 de julio de 1928 por José de León Toral en el restaurante La Bombilla, ubicado en el barrio de San Ángel de la ciudad de México.

Obregón, que ya había sido Presidente entre 1920 y 1924, iniciaría un segundo periodo el 1 de diciembre de 1928, al concluir el mandato de Plutarco Elías Calles que había gobernado el cuatrienio 1924-1928.

La segunda administración de Obregón sería de seis años en vez de cuatro, a raíz de las reformas a los artículos 82 y 85 de la Constitución Mexicana de 1917 que entraron en vigor el 28 de diciembre de 1926, durante el gobierno de Calles, de tal forma que el segundo mandato de Obregón abarcaría el periodo 1928-1934.

En sólo dos meses el Congreso de la Unión resolvió favorablemente la iniciativa sobre el tema presentada por el diputado Gonzalo N. Santos, padre del que sería famoso rejoneador y actor Gastón Santos, el 18 de octubre de 1926.

Dicha iniciativa a los artículos 82 y 85 constitucionales permitía la reelección de un presidente mientras no fuera en el periodo siguiente a su mandato, y extendía de 4 a 6 años la duración de cada gobierno.

Las reformas agitaron las aguas sucesorias cuando llegaron los tiempos electorales, pues habían sido confeccionadas expresamente para permitir una posible reelección de Álvaro Obregón, como sucedió.

País de instituciones



El 1 de septiembre de 1928 el presidente Plutarco Elías Calles rindió su último informe de gobierno al Congreso de la Unión.
En su mensaje político dijo:

“…Al mismo tiempo voy a dar lectura ante vosotros al siguiente capítulo político de mi informe, que por juzgarlo de trascendencia os invito a escucharlo con toda atención, para que meditéis detenidamente, como lo he hecho yo, acerca de las responsabilidades que nos reserva el futuro de nuestra historia, y sean ellas las que guíen nuestros pasos e inspiren nuestra actuación en las funciones públicas que nos están encomendadas.

“La desaparición del Presidente electo (Alvaro Obregón) ha sido una pérdida irreparable que deja al país en una situación particularmente difícil por la total carencia, no de hombres capaces o bien preparados, que afortunadamente los hay, pero sí de personalidades de indiscutible relieve, con suficiente arraigo en la opinión pública y con la fuerza personal y política bastante para merecer por su solo nombre y su prestigio la confianza general.

“Esa desaparición plantea ante la conciencia nacional uno de los más grandes y vitales problemas, porque no es sólo de naturaleza política, sino de existencia misma.

“Hay que advertir, en efecto, que el vacío creado por la muerte del señor general Obregón intensifica necesidades y problemas de orden político y administrativo ya existentes y que resultan de la circunstancia de que serenada en gran parte la contienda político-social por el triunfo de los principios cumbres de la Revolución, principios sociales que, como los consignados en los artículos 27 y 123, nunca permitirá el pueblo que le sean arrebatados.

“Serenada, decíamos, por el triunfo de la contienda político-social, hubo de iniciarse, desde la administración anterior, el periodo propiamente gubernamental de la Revolución Mexicana, con la urgencia cada día mayor de acomodar derroteros y métodos políticos y de gobierno a la nueva etapa que hemos ya empezado a recorrer.

“Todo esto determina la magnitud del problema; pero la misma circunstancia de que quizá por primera vez en la historia se enfrenta México con una situación en la que la nota dominante es la falta de ‘caudillos’, debe permitirnos, va a permitirnos orientar definitivamente la política del país por rumbos de una verdadera vida institucional, procurando pasar, de una vez por todas, de la condición histórica de ‘país de un hombre’ a la de ‘nación de instituciones y de leyes’ ”.

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